tejedora

4/10/2009

¿Casualidades?

¿Qué son las casualidades? ¿Porqué esos encuentros y desencuentros de personas, de acontecimientos, de tiempos?
Pareciera que un dios burlón y travieso juega a mezclar las cosas, a confundir los destinos de la gente y a reírse del asombro y el desconcierto que provoca.

Hemos sido víctimas de una serie de esas casualidades y nos preguntamos ¿son simples casualidades? ¿Hay algo detrás de ellas, un mensaje, una presencia?
Mi marido ha muerto hace tres años y ayer fue su cumpleaños. Teníamos planeado llevarle un ramo de flores al Cementerio en la tarde pero en la mañana estábamos ocupadas en los quehaceres normales de la casa y con la cabeza puesta en ellos. Salimos a comprar algo que nos faltaba cuando de pronto apareció el jeep que mi marido había manejado muchos años y cuyo modelo sería, ahora, muy difícil de encontrar.
Nos quedamos mudas viéndolo pasar frente a nuestros ojos y sin prisa rodear la plazuela como si quisiera darnos tiempo para verlo y comprobar que, sin lugar a dudas era, precisamente ese. Tenía incluso la misma pintura ya desteñida por los años.
Si hubiera estado yo sola, me habrían dicho que me confundí con un vehículo parecido pero ambas lo examinamos muy bien.

Aquel jeep fuerte, de motor poderoso, capaz de recorrer todos los caminos asfaltados y de tierra, con baches, con lodazales y con todo lo que se le pusiera por delante, era la posesión más preciada de mi marido. Bromeábamos diciéndole que lo cuidaba y lo quería más que a sus hijos y más que a mí.
Lo acompañó cuarenta años y sólo una enfermedad que no le permitía manejar, lo separó de él. Varios años estuvo sin uso porque nunca nos animábamos a venderlo hasta que él mismo decidió que era una pena verlo arruinarse así cuando todavía podía servirle a alguien.

No es extraño que, luego de la primera venta, haya ido cambiando de dueños y por último resultara aquí, a muchos kilómetros de su destino original.
Sin embargo apareció frente a nosotras en el momento justo cuando habíamos salido a la calle unos minutos nada más.
Y. por último, en el día de su cumpleaños.

¿Simples casualidades? ¿O hay algo más?