Hoy
Hoy, a pesar de que no estás, se presentó el día. Salió el sol y esos pájaros que con sus trinos nos ayudaban a tender la cama, hicieron su algarabía de costumbre.
Me peiné y busqué tu sombra ausente detrás del espejo, luego fui a la cocina y preparé comida, serví la mesa con un solo plato, y mirando tu sitio vacío, me comí la sopa.
Después me acosté en la cama envolviéndome toda en tu recuerdo como en una dulce, abrigada cobija y cerré los ojos para dejar de no verte o para encontrarte y dormí la siesta.