Rezo por ti
Hijo mío, desde el momento mismo
en que la claridad del alba
llega a tocar mis párpados dormidos
hasta el instante en que las sombras bajan
poniendo un velo a la luz del día,
no dejo de pedirle a Dios por ti.
Pido que la salud, el amor, y la paz,
la alegría y la prosperidad
te sean constantes, fieles compañeras
en tu hogar, tu trabajo
y todos los momentos de tu vida.
Pero cuando una pena te oscurezca el alma
o sea la dicha la que ponga una estrella de luz
en tu jornada,
sentirás que un soplo tibio te acaricia
y el leve roce de un beso en tu frente
es que mi corazón hecho plegaria
en cada uno de todos sus latidos
lleva hasta ti mi oración confiada.
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