10/11/2008

Rezo por ti

Hijo mío, desde el momento mismo

en que la claridad del alba

llega a tocar mis párpados dormidos

hasta el instante en que las sombras bajan

poniendo un velo a la luz del día,

no dejo de pedirle a Dios por ti.

Pido que la salud, el amor, y la paz,

la alegría y la prosperidad

te sean constantes, fieles compañeras

en tu hogar, tu trabajo

y todos los momentos de tu vida.

Pero cuando una pena te oscurezca el alma

o sea la dicha la que ponga una estrella de luz

en tu jornada,

sentirás que un soplo tibio te acaricia

y el leve roce de un beso en tu frente

es que mi corazón hecho plegaria

en cada uno de todos sus latidos

lleva hasta ti mi oración confiada.