Final de cuento
El cuento anterior no lleva desenlace porque está pensado para que quien lo leyera imaginara el suyo. Sin embargo, les doy a escoger tres soluciones:
1- Dejé el escritorio abierto y la carta dramáticamente extendida encima. Hice una maleta y me fui a la casa de mi madre.
2- Lo esperé junto al escritorio abierto y con la carta en la mano y exigí unas explicaciones que vinieron medio forzadas pero en las que fingí creer y todo quedó en una escena de lágrimas y de reconciliación.
3- Quemé la carta, cerré cuidadosamente el escritorio y con el llanto quemándome las pestañas lo miré, desde lejos, abrir el escritorio y buscar vanamente la carta cuya desaparición no se explicaba. Fue un secreto que nunca mencioné
1 Comments:
Qué difícil escoger un final. Lo que yo haría sería lo segundo, pero suena más bonito el quemar la carta y guardar silencio.
Un saludo, tejedora.
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